Sunday, December 17, 2006

 

¿Fotos crudas, a punto o bien cocidas?

¿Fotos crudas, a punto o bien cocidas?
Las cámaras entregan imágenes en JPG, y todos felices. Hay otros formatos poco conocidos, pero muy instructivos
Uno de los aspectos que solemos pasar por alto en el momento de adquirir una cámara digital es que cuanto más alta es su resolución, más espacio se requiere para almacenar cada foto. El cálculo no es fácil de hacer porque, al revés de lo que podríamos imaginar, el equipo no guarda toda la información captada por el sensor. Bueno, algunos sí lo hacen. Múltiplos Un sensor de 3,2 megapixeles (MP) tiene 3,1 MP dedicados a la imagen propiamente dicha. Por lo tanto, tomará 3,1 megabytes (MB) de datos multiplicados por tres; es decir, 9,3 MB por foto. Se multiplica por tres porque cada pixel está formado por tres colores, rojo, verde y azul; en las típicas fotos de 24 bits, cada color consume 8 bits. Como 8 bits hacen un byte, hay que triplicar la resolución de la cámara para saber cuántos megabytes de datos está capturando. No obstante, sabemos que nuestra cámara digital de 3,2 MP no entrega fotos de 9 megabytes, sino, como mucho, de 700 KB. ¿Qué ha pasado aquí? Las cámaras domésticas usan, en general, sólo el formato JPEG para almacenar las imágenes. Es decir, antes incluso que bajemos las fotos a nuestra PC, buena parte de la información captada por el sensor se ha perdido para siempre. Esto, lejos de lo que parece, no es malo. Todo lo contrario. No sólo porque la cámara hace muy bien el trabajo de convertir los datos en crudo del sensor en imágenes con buen balance de color, sino por la cuestión del almacenamiento. Para guardar el equivalente a las 36 fotos que traía un rollo de película convencional se necesitaría en formato TIF una tarjeta de memoria de más de 300 MB. Con una cámara de 10 MP esa cifra superaría el gigabyte. En bruto En total, su cámara digital debe tomar varios megabytes de información del sensor, procesarla para obtener una foto correcta y comprimirla en JPG. Todo esto a la mayor velocidad posible. Como resultado, una humilde tarjeta de 64 MB de memoria podrá guardar más de 80 fotos de una cámara de 3,2 MP. Con 512 MB la cifra se elevará a más de 700. Y, en general, obtendremos fotos de buena calidad que imprimen como las de antes. Sin embargo, los equipos pro y semipro permiten almacenar las imágenes de otras dos formas: como TIFF y RAW. A TIFF ya lo conocemos. Tiene varias virtudes sobre los JPG, pero ocupa mucho espacio. RAW es diferente; contiene los datos que entrega el sensor en crudo. Para que sirva como imagen digital habrá que transformarlo primero en una imagen RGB y guardarlo como JPG o TIF. La discusión sobre si hay que usar JPEG o RAW es tan encendida como innecesaria. El fotógrafo profesional sabrá cuándo usar uno u otro y su cámara le dará esa posibilidad al toque de un botón. Las cámaras domésticas no ofrecen formato RAW ni tendría sentido que lo hicieran, porque RAW sirve para modificar valores como el balance de blanco, brillo y espacio de color con mucha mayor precisión que un JPG, todo lo cual requiere bastante conocimiento técnico. Ariel Torres Dentro del formato RAW Un archivo RAW contiene información del sensor electrónico de la cámara a 12 o 14 bits. Es decir, tiene más calidad que el equivalente en RGB. Lamentablemente, no hay un estándar y prácticamente cada fabricante usa su propio formato propietario.
Cortesia Diario La Nacion ARGENTINA

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