Tuesday, October 14, 2008

 

Claro Comunicación clara

Claro Comunicación clara
En sólo cuatro años la marca Claro se posiciona como una de las más valiosas de América Latina.
por Marisol Rueda


"Es 'Claro'", corearon en 2004 al unísono los ejecutivos de la mexicana América Móvil en Brasil cuando eligieron la marca que usarían para unificar sus operaciones de telefonía móvil en ese país. La palabra en portugués connotaba todo lo que la empresa quería transmitir a sus clientes: claridad en la señal, la comunicación y el servicio, transparencia y buena cobertura. La bendita coincidencia fue que el nombre significaba exactamente lo mismo en español: dando sólo un paso, la compañía ya tenía una marca regional. Así, en sólo cuatro años, Claro (Nº 5 en el ranking de Las Marcas Más Valiosas de América Latina) se convertiría en la marca latinoamericana más valiosa de su sector.
Y es la propia historia de la operación en Brasil la que explica el origen de un nombre tan acertado. A raíz de compras de años anteriores la empresa cargaba con un enjambre de marcas (ATL, BCP, Americel, Tess Celular, Telet y Claro Digital) y necesitaba una que le diera la batalla a la de su competidor más cercano, Vivo, de la española Telefónica. "La competencia sacó una marca corta y nuestras diferentes compañías tenían una identificación espantosa", dice Marcela Velasco, directora de Mercadotecnia de Telcel, subsidiaria de América Móvil. "Y 'Claro' generaba una personalidad mucho más joven, dinámica y más en línea con los objetivos que buscaba América Móvil".
El equipo de mercadotecnia de América Móvil en Brasil evaluó el total de marcas que tenía la firma en el país sudamericano y Claro fue, por mucho, la ganadora. "Está muy bien concebida desde un principio, con un trabajo muy profesional", dice Laurence Newell, director general de Interbrand México. "Es un clásico, en el sentido del Rolls-Royce de nombres en este sector, por sus múltiples significados".
Sólo dos años después de nacer en Brasil, Claro llegó a Perú para darle nombre a la operación que América Móvil adquirió en agosto de 2005 al comprar TIM Perú, compañía controlada por Telecom Italia Mobile. Muy pronto, la marca fue tomando posición en Chile, Centroamérica y el Caribe y, más tarde, en Argentina, Uruguay y Paraguay. La decisión de expandir la marca por la región no fue difícil. "La marca comunica: 'obvio, debes estar con Claro", dice Newell.
Así, Claro fue adoptada en 12 de los 17 países donde opera América Móvil, propiedad del magnate mexicano Carlos Slim. La jugada era lógica. Aunque nació como una marca local, tenía muchas connotaciones que iban muy acorde con el producto. Y la forma en la que la gente la interpretaba era muy universal.
La construcción de la marca en la región pronto rindió frutos y América Móvil comenzó a ganar mercado. ¿Cómo? Implementando la infalible estrategia para hacer negocios de Slim: comprar barato y rentabilizar a la velocidad de la luz.
A partir de ahí, América Móvil, presidida por Daniel Hajj, fue consistente con su estrategia de consolidación. "El grado de integración que existe en el Cono Sur es tal que rápidamente se comunicó la noticia de lo que representaba Claro", dice José Mario López, gerente para América Latina de la consultora Pyramid Research. "Ellos tienen la gran ventaja de capitalizar sus aciertos en algunos países y llevarlos a otros".
La rápida construcción de la marca se debe, en gran parte, a la estrategia de América Móvil para masificar al máximo el servicio de telefonía celular en los países en que opera. "Claro es el competidor que llega con los precios más bajos y la propuesta más agresiva", dice López, de Pyramid Research.
En junio de este año Claro llegó a los 76,3 millones de usuarios en América Latina. La cifra representa el 46% de todos los clientes que atiende América Móvil bajo otras marcas y que totalizan 165,3 millones, más de la tercera parte del mercado latinoamericano, que al cierre de 2007 se situó en 390 millones de suscriptores. "Eso es una barbaridad, tomando en consideración que Claro no está en toda la región y que en cada país se enfrenta a operadores que tienen presencia de mucho antes o que cuentan con un músculo muy grande", dice López.
Pyramid Research estima que este año América Latina cerrará con 554 millones de usuarios y en 2013 pronostica que la cifra saltará a 610 millones. Claro ha tomado posiciones para hacerse de una buena parte de ese número.
Redes al sur. En 2003 Slim desenfundó su billetera para adquirir la empresa CTI Móvil en Argentina. La operación, que en ese entonces contaba con 1,4 millón de usuarios, cerró con 14,5 millones en junio de este año.
La empresa decidió hacer el cambio de marca de CTI Móvil a Claro en un momento emblemático: en marzo pasado, cuando Claro superó a su contrincante Telefónica en número de usuarios. A junio, la española tenía 14,1 millones de clientes móviles.
La adopción de la marca implicaba una maniobra impecable, tomando en cuenta que CTI Móvil había construido ya una presencia entre los argentinos y que el cambio de nombre debía hacerse en sólo tres días. "Uno de los grandes desafíos era lograr que en un tiempo muy corto Claro pudiera ocupar el espacio de CTI Móvil", dice Fernando del Río, director de Mercadotecnia de Claro Argentina.
A través del eslogan "Es simple, es Claro" y una agresiva campaña, la operación fue un éxito. En seis meses Claro pasó los niveles de top of mind de CTI Móvil, que estaban en 40%, pero Del Río cree que en un par de meses esa cifra crecerá aún más. "Mantuvimos las virtudes de CTI Móvil e incorporamos los atributos de Claro, como la internacionalidad", dice Del Río.
La estrategia es rapidez en la adopción de nuevas tecnologías. En muchos países Claro fue la primera en en lanzar el I-phone y las redes de 3G. En Brasil, esos componentes han rendido frutos. "Claro ha sido favorecida con la reciente portabilidad y mucho de esto es el reflejo del trabajo de marca", dice Eric Fernandes, director de Mercadotecnia de Claro Brasil.
En el segundo trimestre de este año, Claro de Brasil logró ser la marca de América Móvil que más adiciones logró, con 1,9 millón de suscriptores, seguida de la mexicana Telcel (Nº 8 en el ranking de Las Marcas Más Valiosas de América Latina), con 1,3 millón. Pero los 34 millones de suscriptores que Claro Brasil reporta aún no son suficientes para Daniel Hajj. Por lo menos, habrá que sobrepasar a Telefónica, que posee 40 millones de usuarios celulares en el país sudamericano.
Para ello, Fernandes dirige un área específica encargada de darle consistencia a la arquitectura de marca. "Buscamos que Claro refleje de manera igual sus fortalezas y su valor a donde quiera que el usuario vaya", dice Fernandes.
Claro, la única marca de origen regional del ranking, apuesta a ello. Lo que puede capitalizar con las redes 3G, los servicios prepagados de tercera generación y otros es mayúsculo. Tan sólo lo que los servicios móviles generaron en 2007 en América Latina sumó US$ 61.000 millones Brasil y México fueron responsables por más del 50% de la cifra. "La movilidad como una tendencia mundial es innegable, vamos hacia la comunicación personalizada móvil constante", dice López.
Cortesia Revista America Economia

Tuesday, October 07, 2008

 

Gobierno de Georgia responsabiliza a Stalin de sus infortunios actuales

Gobierno de Georgia responsabiliza a Stalin de sus infortunios actuales
El Gabinete de Ministros de Georgia el viernes pasado promovió la idea de desmontar el monumento a José Stalin (Dzhugashvili), que se encuentra en su patria chica, la ciudad de Gori.
El viceprimer ministro Gueorgui Baramidze dijo en una reunión del Gobierno: "Ese monumento es un ultraje a los heroicos habitantes de Gori, quienes el verano pasado opusieron resistencia al imperio que había sido construido en su tiempo por el georgiano étnico Stalin".
... Una vez desenmascarado en 1956 el culto a la personalidad del "padre de los pueblos", comenzó la demolición de los monumentos a Stalin en toda la Unión Soviética, menos en Tbilisi. Su población organizó la custodia de las 24 horas, dispuesta a sucumbir al pie de sus pedestales. Para cumplir la disposición de Moscú, las autoridades de Tbilisi tuvieron que recurrir a una estratagema: en la ciudad se anunció "alarma de un bombardeo atómico". Durante la Guerra Fría, la gente estaba preparada a ello y, según le habían enseñado, se apresuró a esconderse en los refugios. Cuando las calles quedaron vacías, las tres estatuas de Stalin que existían en la ciudad fueron quitadas de sus pedestales.
Cuando resonó la señal de cancelación de alarma y la gente empezó a salir de los refugios, vio tumbadas las figuras del "Gran Georgiano". Espontáneamente surgieron manifestaciones de protesta. En la avenida Rustaveli se convocó un multitudinario mitin en apoyo a Stalin. Fue redactada y dirigida a la ONU una carta con la solicitud de reconocer la independencia de Georgia y autorizar su salida del seno de la URSS.
Las autoridades exigieron que los congregados fuesen a sus casas, y cuando éstos no obedecieron, efectivos de la Región Militar de Transcaucasia abrieron fuego contra ellos. Como resultado, perecieron unas 150 personas. Cuerpos de algunos quedaron sobre la tierra, y a otros se los vio flotar en el río Kurá. Los muertos fueron enterrados en secreto, en ausencia de sus familiares. Al día siguiente, los periódicos insertaron escuetas noticias sobre los desórdenes "provocados en Tbilisi por unas fuerzas nacionalistas apoyadas desde el exterior". La resonancia de lo sucedido quedó opacada por los acontecimientos que se produjeron en Hungría en 1956.
El único monumento al "padre de los pueblos" que quedó a salvo en aquel entonces (que se ha conservado hasta hoy) fue el de Gori, ciudad en que Stalin nació y pasó su infancia, adolescencia y juventud. La estatua fue fundida en 1953 para ser colocada en el Parque de la Victoria de Leningrado (actual San Petersburgo). Pero la muerte del "montañés del Kremlin" impidió la realización de ese plan, y el monumento fue enviado a la patria chica del personaje histórico.
El "padre de los pueblos", vestido de guerrera y capote, se yergue en Gori sobre un alto pedestal desde hace más de medio siglo. La sabia mirada de sus ojos entornados está dirigida hacia Tsjinvali, como acaban de notarlo... El monumento sobrevivió a la campaña de demolición masiva de las esculturas del "gran jefe" de finales de la década del 50 y a la de los años 1989-1991, en la que se derribaron numerosos monumentos a los organizadores de la Revolución de Octubre y sus seguidores. Los luchadores por la independencia de Georgia mandaron a refundir las estatuas de Vladímir Lenin, Simón Kamó, Serguei Kírov, Félix Dzerzhinski, Carlos Marx, Sergó Ordzhonikidze y otras... Los habitantes de Gori, armados de garrotes, varas de hierro y hasta rifles no permitieron a las autoridades tumbar la figura de bronce de un hombre que "hizo mundialmente famosa a la pequeña ciudad de Gori".
La mayoría de los georgianos siempre se han enorgullecido de su gran compatriota, incluido en la lista de los 100 hombres más célebres de todos los tiempos y pueblos. No les gustaba escuchar las críticas que se dirigían a Stalin. Al mismo tiempo ellos citaban gustosamente las palabras de Winston Churchill, quien dijo: "Stalin recibió a una Rusia de arado de madera, y la dejó provista de una bomba atómica". Hasta hoy día, en restaurantes de Georgia cantan: "El pequeño Gori es grande y vio mucho, porque allí nació Stalin. Abrazo con mi alma su nombre".
Y he aquí que a Stalin lo declaran enemigo del pueblo georgiano, culpable de la realización en 2008 de la "operación de imposición de la paz en Georgia". Se cuenta la siguiente historia: entre 1918 y 1920, período en que existió la República Democrática Georgiana independiente, los osetas de Georgia, instigados por Stalin, organizaron tres levantamientos contra el Gobierno social-demócrata, se apoderaron de la ciudad de Tsjinvali y proclamaron el poder soviético. Luego que la república fue conquistada por el Ejército Rojo, el camarada Stalin, en señal del agradecimiento a los osetas, instituyó en Georgia en 1922 la Región Autónoma de Osetia del Sur. Los osetas en respuesta a ello cambiaron el nombre de Tsjinvali, centro administrativo de la región, por Staliniri, que existió hasta quedar desenmascarado el culto a la personalidad de Stalin.
Muchos en Georgia creen hasta hoy día que de no haber existido Stalin no existiría el problema de Osetia del Sur. O sea que la culpable de la pérdida de una parte de Georgia es la mujer que lo dio a luz, Ekaterina (Keke) Gueladze. Ella murió en 1937, y por haber regalado al mundo a un "gran hijo" fue enterrada en el Panteón de Mtatsminda, cerca de la tumba del célebre escritor ruso Alexandr Griboyédov. Y ahora se averigua que ella dio a luz a un "canalla", por lo que a los restos mortales de ella amenaza expulsión. Guigui Bokeria (actual viceministro de Asuntos Exteriores de Georgia), conocido como mano derecha del presidente del país Mijaíl Saakashvili, ya declaró en una ocasión que la madre de Stalin no tiene ningunos méritos ante Georgia y que sus restos mortales deben descansar en un cementerio ordinario.
El monumento en cuestión lo proponen colocar en el "museo de la ocupación rusa del siglo XXI", que se está creando. Años antes, en Tbilisi se abrió el Museo de la Ocupación Soviética, las visitas al cual figuran como punto obligatorio en las agendas de todas las delegaciones extranjeras oficiales que llegan al país.
Vladímir Putin propuso cambiar el nombre de este último museo por el de Ocupación Georgiana, pues en la Unión Soviética durante decenios gobernaban muchos oriundos de Georgia: José Stalin, Lavrenti Beria, Sergó Ordzhonikidze, Abel Enuquidze, Eduard Schevardnadze...
Las autoridades georgianas quieren perpetuar en piedra y bronce la "guerra de Rusia contra Georgia". Los huéspedes que lleguen a Tbilisi, al transitar por la avenida George Bush hijo, verán un grandioso conjunto conmemorativo dedicado "a las víctimas del genocidio y purga étnica de los georgianos por parte de Rusia". Se escribe un manual sobre este tema, que se enseñará a partir del primer grado de la secundaria.
Cortesia Agencia NOVOSTI - RUSIA

Thursday, October 02, 2008

 

Un veterano y una neófita pelean por la vicepresidencia

Un veterano y una neófita pelean por la vicepresidencia
Un veterano animal político de Washington y la neófita gobernadora de Alaska llegan al debate de esta madrugada con dos trayectorias muy distintas a sus espaldas y con una misma promesa: liderar, junto con sus compañeros de candidatura, el cambio que tanto anhelan los norteamericanos. El de hoy es el único encuentro público que mantendrán los dos candidatos a la vicepresidencia, Joe Biden y Sarah Palin, antes de las elecciones del 4 de noviembre.
El senador tiene la misión de no aparecer ante los votantes como un político de la vieja guardia, dispuesto a emplear argumentos machistas contra su contrincante. Por su parte, la gobernadora tiene ante sí una oportunidad única para desarmar a aquellos detractores que la acusan de carecer de la experiencia necesaria para ser vicepresidenta.
El equipo de Biden puede haber ayudado a Palin en esta última tarea. A lo largo de las pasadas semanas, sus asesores han tratado de diluir la imagen de que Palin es una política carente de experiencia. Al contrario, han retratado a la gobernadora como una maestra en el arte del debate. "La gobernadora lo va a hacer muy bien. Es buena dando cuchillazos y puede soltar frases pegadizas y golpes de mandíbula eficientes", dijo el pasado miércoles el portavoz de Biden, David Wade, en una entrevista al diario The Washington Post. El objetivo es mantener las expectativas bajas y convertir el debate en una victoria cómoda para Biden.
Estos días, los diarios de Alaska han recordado la fórmula en que Palin llegó a ser gobernadora: su capacidad de hacer que los votantes de a pie se identificaran con ella. Uno de sus oponentes en aquellas primarias, el senador estatal John Brinkley, recordaba esta semana en el diario The Anchorage Daily News que, en su cara a cara con Palin, él se centró "demasiado en los asuntos políticos. Ella se centró en cómo la gente se siente sobre esos asuntos". Palin apela a los sentimientos, a la identificación impulsiva que con ella pueden experimentar los votantes de clase media y baja. Hasta ahora le ha funcionado.
En el debate, Biden no sólo se va a enfrentar a Palin. Los analistas le han añadido a otro contrincante: él mismo. El senador es un experto en todo tipo de meteduras de pata, como cuando dijo que Hillary Clinton hubiera sido mejor candidata a la vicepresidencia que él.
Las horas que Biden ha pasado encerrado en el hotel Sheraton de Wilmington, practicando sus argumentos con la gobernadora de Michigan, Jennifer Granholm, se han centrado en prepararse para no dar la imagen de ser un machista, atacando a Palin con argumentos sexistas.
Por su parte, Palin también ha tratado de mantener las expectativas bajas, una estrategia que funcionó en la Convención Republicana del pasado mes de septiembre. Entonces, su discurso de presentación precedió a un imponente ascenso en las encuestas de la candidatura republicana. Esta ventaja, sin embargo, se ha diluido en las últimas semanas. El llamado efecto Palin ha durado poco, ahogado por la debacle de Wall Street.
"Palin puede estar dañando la candidatura republicana", titulaba ayer el diario The Washington Post, que publicaba una encuesta en la que quedaba patente el descontento hacia la candidata entre el electorado. Un 60% de los votantes opina que Palin no estaría preparada "para prestar servicio como presidenta". La ilusión generada por el discurso de Palin en la Convención Republicana del pasado 3 de septiembre ha decaído lentamente. Entonces, un 58% de los encuestados tenía una impresión favorable de la gobernadora. Desde entonces, esta cifra ha caído siete puntos.
En este descenso mucho ha tenido que ver la estrategia de esconder a Palin de los medios. La candidata sólo ha dado tres entrevistas a las grandes cadenas de televisión informativas. La última, conducida por la veterana periodista Katie Couric, de CBS, ha resultado ser una retahíla de equívocos.
Cuando la presentadora le pidió que nombrara algún dictamen del Tribunal Supremo al que se opusiera, aparte del que legalizó el aborto en 1973, la gobernadora respondió: "Ha habido, desde luego, en la gran historia de América, dictámenes... ha habido dictámenes. Nunca va a haber un consenso entre todos y cada uno de los americanos". La sensación generalizada entre los espectadores fue la de la improvisación y la de la falta de experiencia.
La imagen de Joe Biden se encuentra en el extremo opuesto. El senador por Delaware ha dado más de 80 entrevistas desde que acabara la Convención Demócrata. La suya es una carrera de abultadas cifras: 35 años en el Senado. Miembro del Comité de Asuntos Exteriores de esa misma Cámara desde 1975. Dos candidaturas presidenciales y, ahora, una oportunidad única y real de llegar a la vicepresidencia.
Cuando, en su entrevista, Katie Couric le preguntó a Palin por su experiencia en política internacional, la gobernadora se volvió a referir a la cercanía de Alaska con Rusia. "Cuando Putin gira su cabeza y entra en el espacio aéreo de EE UU. ¿Adónde va? A Alaska. Está ahí, cerca de su frontera", dijo.
Biden, en cambio, ha sido parte activa en diversas crisis internacionales. Fue de los primeros políticos en Washington que pidió una rápida intervención de EE UU en la crisis de los Balcanes. En 1993 viajó a Belgrado, donde se encontró con Slobodan Milosevic. Según recuerda en su autobiografía, Prometer para cumplir, el senador le espetó al dictador: "Creo que es usted un maldito criminal de guerra, y como tal debería ser juzgado".
Será uno de estos dos estilos, totalmente opuestos, casi irreconciliables, el que debía convencer a la mayoría de votantes para dar un espaldarazo definitivo a Barack Obama o John McCain.
CORTESIA DIARIO EL PAIS - ESPAÑA

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