Tuesday, October 07, 2008
Gobierno de Georgia responsabiliza a Stalin de sus infortunios actuales
Gobierno de Georgia responsabiliza a Stalin de sus infortunios actuales
El Gabinete de Ministros de Georgia el viernes pasado promovió la idea de desmontar el monumento a José Stalin (Dzhugashvili), que se encuentra en su patria chica, la ciudad de Gori.
El viceprimer ministro Gueorgui Baramidze dijo en una reunión del Gobierno: "Ese monumento es un ultraje a los heroicos habitantes de Gori, quienes el verano pasado opusieron resistencia al imperio que había sido construido en su tiempo por el georgiano étnico Stalin".
... Una vez desenmascarado en 1956 el culto a la personalidad del "padre de los pueblos", comenzó la demolición de los monumentos a Stalin en toda la Unión Soviética, menos en Tbilisi. Su población organizó la custodia de las 24 horas, dispuesta a sucumbir al pie de sus pedestales. Para cumplir la disposición de Moscú, las autoridades de Tbilisi tuvieron que recurrir a una estratagema: en la ciudad se anunció "alarma de un bombardeo atómico". Durante la Guerra Fría, la gente estaba preparada a ello y, según le habían enseñado, se apresuró a esconderse en los refugios. Cuando las calles quedaron vacías, las tres estatuas de Stalin que existían en la ciudad fueron quitadas de sus pedestales.
Cuando resonó la señal de cancelación de alarma y la gente empezó a salir de los refugios, vio tumbadas las figuras del "Gran Georgiano". Espontáneamente surgieron manifestaciones de protesta. En la avenida Rustaveli se convocó un multitudinario mitin en apoyo a Stalin. Fue redactada y dirigida a la ONU una carta con la solicitud de reconocer la independencia de Georgia y autorizar su salida del seno de la URSS.
Las autoridades exigieron que los congregados fuesen a sus casas, y cuando éstos no obedecieron, efectivos de la Región Militar de Transcaucasia abrieron fuego contra ellos. Como resultado, perecieron unas 150 personas. Cuerpos de algunos quedaron sobre la tierra, y a otros se los vio flotar en el río Kurá. Los muertos fueron enterrados en secreto, en ausencia de sus familiares. Al día siguiente, los periódicos insertaron escuetas noticias sobre los desórdenes "provocados en Tbilisi por unas fuerzas nacionalistas apoyadas desde el exterior". La resonancia de lo sucedido quedó opacada por los acontecimientos que se produjeron en Hungría en 1956.
El único monumento al "padre de los pueblos" que quedó a salvo en aquel entonces (que se ha conservado hasta hoy) fue el de Gori, ciudad en que Stalin nació y pasó su infancia, adolescencia y juventud. La estatua fue fundida en 1953 para ser colocada en el Parque de la Victoria de Leningrado (actual San Petersburgo). Pero la muerte del "montañés del Kremlin" impidió la realización de ese plan, y el monumento fue enviado a la patria chica del personaje histórico.
El "padre de los pueblos", vestido de guerrera y capote, se yergue en Gori sobre un alto pedestal desde hace más de medio siglo. La sabia mirada de sus ojos entornados está dirigida hacia Tsjinvali, como acaban de notarlo... El monumento sobrevivió a la campaña de demolición masiva de las esculturas del "gran jefe" de finales de la década del 50 y a la de los años 1989-1991, en la que se derribaron numerosos monumentos a los organizadores de la Revolución de Octubre y sus seguidores. Los luchadores por la independencia de Georgia mandaron a refundir las estatuas de Vladímir Lenin, Simón Kamó, Serguei Kírov, Félix Dzerzhinski, Carlos Marx, Sergó Ordzhonikidze y otras... Los habitantes de Gori, armados de garrotes, varas de hierro y hasta rifles no permitieron a las autoridades tumbar la figura de bronce de un hombre que "hizo mundialmente famosa a la pequeña ciudad de Gori".
La mayoría de los georgianos siempre se han enorgullecido de su gran compatriota, incluido en la lista de los 100 hombres más célebres de todos los tiempos y pueblos. No les gustaba escuchar las críticas que se dirigían a Stalin. Al mismo tiempo ellos citaban gustosamente las palabras de Winston Churchill, quien dijo: "Stalin recibió a una Rusia de arado de madera, y la dejó provista de una bomba atómica". Hasta hoy día, en restaurantes de Georgia cantan: "El pequeño Gori es grande y vio mucho, porque allí nació Stalin. Abrazo con mi alma su nombre".
Y he aquí que a Stalin lo declaran enemigo del pueblo georgiano, culpable de la realización en 2008 de la "operación de imposición de la paz en Georgia". Se cuenta la siguiente historia: entre 1918 y 1920, período en que existió la República Democrática Georgiana independiente, los osetas de Georgia, instigados por Stalin, organizaron tres levantamientos contra el Gobierno social-demócrata, se apoderaron de la ciudad de Tsjinvali y proclamaron el poder soviético. Luego que la república fue conquistada por el Ejército Rojo, el camarada Stalin, en señal del agradecimiento a los osetas, instituyó en Georgia en 1922 la Región Autónoma de Osetia del Sur. Los osetas en respuesta a ello cambiaron el nombre de Tsjinvali, centro administrativo de la región, por Staliniri, que existió hasta quedar desenmascarado el culto a la personalidad de Stalin.
Muchos en Georgia creen hasta hoy día que de no haber existido Stalin no existiría el problema de Osetia del Sur. O sea que la culpable de la pérdida de una parte de Georgia es la mujer que lo dio a luz, Ekaterina (Keke) Gueladze. Ella murió en 1937, y por haber regalado al mundo a un "gran hijo" fue enterrada en el Panteón de Mtatsminda, cerca de la tumba del célebre escritor ruso Alexandr Griboyédov. Y ahora se averigua que ella dio a luz a un "canalla", por lo que a los restos mortales de ella amenaza expulsión. Guigui Bokeria (actual viceministro de Asuntos Exteriores de Georgia), conocido como mano derecha del presidente del país Mijaíl Saakashvili, ya declaró en una ocasión que la madre de Stalin no tiene ningunos méritos ante Georgia y que sus restos mortales deben descansar en un cementerio ordinario.
El monumento en cuestión lo proponen colocar en el "museo de la ocupación rusa del siglo XXI", que se está creando. Años antes, en Tbilisi se abrió el Museo de la Ocupación Soviética, las visitas al cual figuran como punto obligatorio en las agendas de todas las delegaciones extranjeras oficiales que llegan al país.
Vladímir Putin propuso cambiar el nombre de este último museo por el de Ocupación Georgiana, pues en la Unión Soviética durante decenios gobernaban muchos oriundos de Georgia: José Stalin, Lavrenti Beria, Sergó Ordzhonikidze, Abel Enuquidze, Eduard Schevardnadze...
Las autoridades georgianas quieren perpetuar en piedra y bronce la "guerra de Rusia contra Georgia". Los huéspedes que lleguen a Tbilisi, al transitar por la avenida George Bush hijo, verán un grandioso conjunto conmemorativo dedicado "a las víctimas del genocidio y purga étnica de los georgianos por parte de Rusia". Se escribe un manual sobre este tema, que se enseñará a partir del primer grado de la secundaria.
Cortesia Agencia NOVOSTI - RUSIAEl viceprimer ministro Gueorgui Baramidze dijo en una reunión del Gobierno: "Ese monumento es un ultraje a los heroicos habitantes de Gori, quienes el verano pasado opusieron resistencia al imperio que había sido construido en su tiempo por el georgiano étnico Stalin".
... Una vez desenmascarado en 1956 el culto a la personalidad del "padre de los pueblos", comenzó la demolición de los monumentos a Stalin en toda la Unión Soviética, menos en Tbilisi. Su población organizó la custodia de las 24 horas, dispuesta a sucumbir al pie de sus pedestales. Para cumplir la disposición de Moscú, las autoridades de Tbilisi tuvieron que recurrir a una estratagema: en la ciudad se anunció "alarma de un bombardeo atómico". Durante la Guerra Fría, la gente estaba preparada a ello y, según le habían enseñado, se apresuró a esconderse en los refugios. Cuando las calles quedaron vacías, las tres estatuas de Stalin que existían en la ciudad fueron quitadas de sus pedestales.
Cuando resonó la señal de cancelación de alarma y la gente empezó a salir de los refugios, vio tumbadas las figuras del "Gran Georgiano". Espontáneamente surgieron manifestaciones de protesta. En la avenida Rustaveli se convocó un multitudinario mitin en apoyo a Stalin. Fue redactada y dirigida a la ONU una carta con la solicitud de reconocer la independencia de Georgia y autorizar su salida del seno de la URSS.
Las autoridades exigieron que los congregados fuesen a sus casas, y cuando éstos no obedecieron, efectivos de la Región Militar de Transcaucasia abrieron fuego contra ellos. Como resultado, perecieron unas 150 personas. Cuerpos de algunos quedaron sobre la tierra, y a otros se los vio flotar en el río Kurá. Los muertos fueron enterrados en secreto, en ausencia de sus familiares. Al día siguiente, los periódicos insertaron escuetas noticias sobre los desórdenes "provocados en Tbilisi por unas fuerzas nacionalistas apoyadas desde el exterior". La resonancia de lo sucedido quedó opacada por los acontecimientos que se produjeron en Hungría en 1956.
El único monumento al "padre de los pueblos" que quedó a salvo en aquel entonces (que se ha conservado hasta hoy) fue el de Gori, ciudad en que Stalin nació y pasó su infancia, adolescencia y juventud. La estatua fue fundida en 1953 para ser colocada en el Parque de la Victoria de Leningrado (actual San Petersburgo). Pero la muerte del "montañés del Kremlin" impidió la realización de ese plan, y el monumento fue enviado a la patria chica del personaje histórico.
El "padre de los pueblos", vestido de guerrera y capote, se yergue en Gori sobre un alto pedestal desde hace más de medio siglo. La sabia mirada de sus ojos entornados está dirigida hacia Tsjinvali, como acaban de notarlo... El monumento sobrevivió a la campaña de demolición masiva de las esculturas del "gran jefe" de finales de la década del 50 y a la de los años 1989-1991, en la que se derribaron numerosos monumentos a los organizadores de la Revolución de Octubre y sus seguidores. Los luchadores por la independencia de Georgia mandaron a refundir las estatuas de Vladímir Lenin, Simón Kamó, Serguei Kírov, Félix Dzerzhinski, Carlos Marx, Sergó Ordzhonikidze y otras... Los habitantes de Gori, armados de garrotes, varas de hierro y hasta rifles no permitieron a las autoridades tumbar la figura de bronce de un hombre que "hizo mundialmente famosa a la pequeña ciudad de Gori".
La mayoría de los georgianos siempre se han enorgullecido de su gran compatriota, incluido en la lista de los 100 hombres más célebres de todos los tiempos y pueblos. No les gustaba escuchar las críticas que se dirigían a Stalin. Al mismo tiempo ellos citaban gustosamente las palabras de Winston Churchill, quien dijo: "Stalin recibió a una Rusia de arado de madera, y la dejó provista de una bomba atómica". Hasta hoy día, en restaurantes de Georgia cantan: "El pequeño Gori es grande y vio mucho, porque allí nació Stalin. Abrazo con mi alma su nombre".
Y he aquí que a Stalin lo declaran enemigo del pueblo georgiano, culpable de la realización en 2008 de la "operación de imposición de la paz en Georgia". Se cuenta la siguiente historia: entre 1918 y 1920, período en que existió la República Democrática Georgiana independiente, los osetas de Georgia, instigados por Stalin, organizaron tres levantamientos contra el Gobierno social-demócrata, se apoderaron de la ciudad de Tsjinvali y proclamaron el poder soviético. Luego que la república fue conquistada por el Ejército Rojo, el camarada Stalin, en señal del agradecimiento a los osetas, instituyó en Georgia en 1922 la Región Autónoma de Osetia del Sur. Los osetas en respuesta a ello cambiaron el nombre de Tsjinvali, centro administrativo de la región, por Staliniri, que existió hasta quedar desenmascarado el culto a la personalidad de Stalin.
Muchos en Georgia creen hasta hoy día que de no haber existido Stalin no existiría el problema de Osetia del Sur. O sea que la culpable de la pérdida de una parte de Georgia es la mujer que lo dio a luz, Ekaterina (Keke) Gueladze. Ella murió en 1937, y por haber regalado al mundo a un "gran hijo" fue enterrada en el Panteón de Mtatsminda, cerca de la tumba del célebre escritor ruso Alexandr Griboyédov. Y ahora se averigua que ella dio a luz a un "canalla", por lo que a los restos mortales de ella amenaza expulsión. Guigui Bokeria (actual viceministro de Asuntos Exteriores de Georgia), conocido como mano derecha del presidente del país Mijaíl Saakashvili, ya declaró en una ocasión que la madre de Stalin no tiene ningunos méritos ante Georgia y que sus restos mortales deben descansar en un cementerio ordinario.
El monumento en cuestión lo proponen colocar en el "museo de la ocupación rusa del siglo XXI", que se está creando. Años antes, en Tbilisi se abrió el Museo de la Ocupación Soviética, las visitas al cual figuran como punto obligatorio en las agendas de todas las delegaciones extranjeras oficiales que llegan al país.
Vladímir Putin propuso cambiar el nombre de este último museo por el de Ocupación Georgiana, pues en la Unión Soviética durante decenios gobernaban muchos oriundos de Georgia: José Stalin, Lavrenti Beria, Sergó Ordzhonikidze, Abel Enuquidze, Eduard Schevardnadze...
Las autoridades georgianas quieren perpetuar en piedra y bronce la "guerra de Rusia contra Georgia". Los huéspedes que lleguen a Tbilisi, al transitar por la avenida George Bush hijo, verán un grandioso conjunto conmemorativo dedicado "a las víctimas del genocidio y purga étnica de los georgianos por parte de Rusia". Se escribe un manual sobre este tema, que se enseñará a partir del primer grado de la secundaria.
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