Saturday, March 31, 2007

 

¿Habrá deshielo total en la Tierra?

¿Habrá deshielo total en la Tierra?
Nikolai Osokin, glaciólogo del Instituto de Geografía adjunto a la Academia de Ciencias de Rusia, para RIA Novosti. Si en la Tierra se derriten todos los hielos, el nivel del océano subirá 64 metros.
De suceder tal fenómeno quedarán inundadas muchas ciudades costeras y hasta países enteros como, por ejemplo, el Reino de los Países Bajos, que tiene parte considerable de su territorio bajo el nivel del mar. Pero de momento los holandeses (igual que todos los demás) pueden dormir tranquilos: ese peligro hipotético no podrá suceder en el próximo milenio.
Nuestro instituto tiene creado un Atlas de nieves y hielos del mundo en que se describen todos los hielos de la Tierra y hasta se ha construido un mapa que representa el mundo sin hielos. No es un pronóstico sino un modelo de Tierra sin glaciares. Mas, existen también pronósticos que advierten que si el caldeamiento que se observaba a fines del siglo XX continúa unas décadas más se van a derretir muchos hielos del Océano Ártico Glacial.
Pero hay que discernir ciertos detalles, a saber: si se derriten de repente todos los hielos árticos el nivel del océano no va a subir porque su volumen es igual al volumen de las aguas que los hielos desplazan. El peligro consiste en otra cosa: el proceso de caldeamiento puede provocar el deshielo de los glaciares insulares y continentales. Los mayores glaciares cubren la Antártida, donde se halla concentrado el 90% de los hielos del mundo, así como Groenlandia. El deshielo de estos enormes campos podría provocar una catástrofe. Pero, ¿habrá motivos para sentir pánico? El aumento de temperatura siquiera en 3-6 grados durante un siglo, que los pesimistas nos han prometido, no podrá influir notablemente sobre la Antártida donde el promedio de temperatura baja hasta 40 grados Celsio.
Los procesos que se producen dentro del permafrost son aun más complejos que en los hielos. Los inviernos de la última década han sido anómalos en una u otra medida. En estas condiciones el permafrost en la zona subártica comenzó a apartar sus límites lo que iba acompañado de deshielo. El período de caldeamiento era perceptible pero ahora quizás finalice. La mayoría de los procesos naturales en la Tierra se desarrollan en forma cíclica y se ven influenciados por ritmos grandes y pequeños. Pero, por más que interfieran sinusoides, a cada subida de temperatura le sigue bajada y viceversa.
El estudio de un testigo de glaciar obtenido en la estación rusa "Vostok", en la Antártida, ha mostrado que eso ocurría en la Tierra al menos durante 400 mil años. Hoy día los científicos hablan del cese del proceso de degradación (deshielo) del permafrost. Lo evidencian los datos obtenidos en varias estaciones meteorológicas situadas a lo largo del litoral ártico de Rusia.
Ahora nos ocupamos de estudiar la influencia de la atmósfera y la capa de nieve sobre el permafrost en espacio y tiempo. En las zonas de permafrost se forma una capa temporal de aguas desheladas en la que la temperatura sube sobre cero. Pero el invierno que viene esta capa se vuelve a congelar. En condiciones normales eso ocurre siempre: cuanto se ha deshelado tanto se ha congelado. Pero cuando el invierno es anormalmente templado, la capa temporal de aguas desheladas puede dejar de congelarse. En este caso se forma una capa de aguas descongeladas en que la temperatura se mantiene a cero grados. Es una cosa que provoca problemas para las construcciones y tuberías.
Puede parecer que con la subida de temperatura el permafrost debe derretirse. Pero en muchas zonas pasa lo contrario. El promedio anual de temperatura sube, pero el permafrost se conserva y hasta comienza a avanzar. ¿A qué se debe ese fenómeno? La capa de nieve es un factor importante. En este caso hasta fríos leves bastan para que la tierra pueda congelarse en la profundidad.
El grosor de las rocas congeladas alcanza en muchos puntos 500-800 metros. Aun cuando se haga realidad el pronóstico maximalista sobre el caldeamiento y la temperatura suba 3-6 grados más, no se deshelarán más de 20 metros de la capa congelada. Los temores de la gente se deben a que en el proceso de derretimiento el permafrost contamina la atmósfera con metano. Pero en una capa de 20 metros el agua fría no ocupa más del 15%, y los gases disueltos en esta agua son pocos. Por lo tanto, en el próximo siglo del permafrost no se han de esperar sorpresas desagradables a este respecto.
Los temores de los científicos no se deben tanto al caldeamiento global como al cambio de la circulación de la atmósfera. Estos últimos años prevalece el llamado traslado occidental cuando todas las masas de aire van en dirección del Oeste al Este. Se recuerda raras veces de las llamadas masas de aire meridionales cuando las masas se dirigen del Sur al Norte o en dirección contraria. Ahora se observa más el traslado de aire en dirección meridional. Si este proceso se dirige del Norte al Sur provoca un brusco enfriamiento, si del Sur al Norte, en invierno llegan masas de aire templadas abundantes en precipitaciones. En las llanuras este fenómeno provoca deshielos, mientras que en las montañas, fuertes nevadas, aludes y deslaves de terreno. Estos últimos tiempos la frecuencia de procesos meridionales crece, lo que promete anomalías climáticas: extraordinariamente altas y bajas temperaturas de aire, lluvias torrenciales y fuertes nevadas, temporadas de sequía más largas, lo que contribuye al surgimiento de fenómenos extremos.

Cortesia Agencia NOVOSTI RUSIA

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