Friday, June 01, 2007

 

En busca de las "ciudades verdes"

En busca de las "ciudades verdes"
Las urbes más populosas del mundo adoptan medidas contra la contaminación

Son el paradigma de la selva de cemento, pero ahora buscarán revertir esa imagen. Aunque juntas no llegan a ocupar el 1 por ciento de la superficie terrestre, concentran casi el 80 por ciento de la emisión de monóxido de carbono que provoca el calentamiento global. Acosadas por el tránsito caótico, la polución ambiental y los gases del efecto invernadero, las "megaurbes" del mundo intentarán desterrar sus conductas contaminantes y aplicar políticas comunes para volverse "ciudades verdes". Para lograrlo, instrumentarán una serie de medidas: recorte drástico del flujo del tránsito automotor; reconversión de los sistemas de alimentación de la calefacción, refrigeración e iluminación, y hacer que los hogares y edificios dosifiquen el consumo eléctrico. La receta se aplicará en Tokio, Ciudad de México, Nueva York, Chicago, Houston, Toronto, Londres, San Pablo y Berlín. En su ofensiva contra el calentamiento global, representantes de más de 40 ciudades acordaron en Nueva York -donde se reunieron por iniciativa del alcalde Michael Bloomberg y del ex presidente Bill Clinton-, normas para adaptar edificios a la "tecnología verde" que, entre otros parámetros, recurre a la energía solar con paneles de almacenamiento en los techos; a ventanas en cielorrasos para aprovechar la luz natural y a la instalación de sensores que controlan el uso eficiente de la luz y de los equipos de aire acondicionado. Según datos presentados por la Clinton Foundation, en Nueva York, por ejemplo, el consumo de electricidad, gas, combustible y vapor para hacer funcionar los edificios causa el 79 por ciento de las emisiones de monóxido de carbono. De aplicarse estos cambios en las estructuras edilicias, la radiación de temperatura se reduciría entre el 20 y el 50 por ciento. Las redes de tránsito automotor impulsadas por combustibles fósiles también serán transformadas en procesos relativamente cortos. En este sentido, quien suba a un taxi neoyorquino en 2012 es poco probable que advierta que a la unidad la mueve un sistema híbrido de propulsión eléctrica y combustible. La intención de Bloomberg es que para ese año la flota de Nueva York, de más de 13.000 unidades, esté totalmente renovada. El valor de un taxi de nueva generación oscila entre los 27.000 y los 29.000 dólares. En el microcentro Los habitantes de Londres, Toronto, Singapur, Estocolmo y Santiago de Chile conviven ya desde hace un tiempo con las restricciones vehiculares para el ingreso en el radio céntrico de esas ciudades. En la capital británica, por ejemplo, deben pagar 8 libras (casi 56 pesos) para transitar por el microcentro entre las 7 y 18.30. El alcalde Ken Livingstone, que puso en práctica esta medida, aseguró que el tránsito se redujo el 20 por ciento y los tradicionales ómnibus de doble piso sumaron 29.000 nuevos usuarios. Para el ecologista y ex defensor del pueblo adjunto de la ciudad de Buenos Aires, Antonio Elio Brailovsky, la difusión del subterráneo es la mejor opción. A eso, sumó una serie de estrategias que toman en cuenta al sol como fuente de energía y fomentan los espacios públicos. "En las casas y edificios deberíamos considerar qué ambientes van a tener más sol y cuáles menos, para poder hacer un diseño en relación con esa fuente energética y así ahorrar recursos", propuso Brailovsky. En Gran Bretaña, Gordon Brown, que asumirá el 27 de junio como primer ministro, también hizo su aporte a la cruzada con un proyecto de construcción de cinco pequeñas ciudades ecológicas, idea que tomó prestada del príncipe Carlos, un fervoroso defensor del medio ambiente. Las viviendas se alimentarían de energía solar; reducirían la amplitud térmica con aislantes especiales y contarían con extractores que filtrarían el dióxido de carbono. Los paneles solares derivarían la energía a potentes acumuladores, que abastecerían la iluminación y los electrodomésticos sin mayores consecuencias para la economía que el que puede ocasionar una ama de casa olvidadiza que deja la plancha encendida mientras atiende el teléfono. Brown haría la prueba piloto de las ecociudades, que tendrían entre 10.000 y 20.000 habitantes, en el condado de Cambridgeshire. Además, se construirían hospitales, escuelas y oficinas de acuerdo a esos estándares ecológicos. Los esfuerzos de Brown buscan despejar la mala imagen británica en la Unión Europea en el tratamiento de basura y desperdicios tóxicos, sólo superada por Portugal y Grecia. Para Brailovsky, la prioridad ecológica de esta nuevas ciudades y de las ya constituidas deberían ser el tratamiento y destino final de los residuos peligrosos (pilas, pinturas, etc), la promoción del transporte público y la minimización del consumo energético. Pero si de ciudades verdes se trata, los más aproximado, literalmente, es la iniciativa del ingeniero argentino Juan Cristóbal Rautenstrauch y su equipo, referida a la instalación de cubiertas verdes en los techos de casas y edificios públicos y privados, idea premiada por la Holcim Foundation, organización dedicada a promover la construcción sustentable con el apoyo del Massachusetts Institute of Technology, entre otras universidades. "Con las cubiertas verdes, además de reducir el efecto isla de calor -propio de las ciudades-; se evitarían anegamientos, ya que el agua sería retenida por la tierra y las especies, y un alto porcentaje del CO2 sería absorbido por este sistema natural", explicó Rautenstrauch a LA NACION. El costo estimado del sistema (aislante, tierra y pasto) rondaría entre los 150 y 300 pesos por m2. El factor más importante es que bajarían la temperatura promedio de una ciudad en 3 grados, según los estudios.

Cortesia Diario La Nacion Argentina

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